Babel fue, a los ojos de muchos, un intento vano por alcanzar lo Intangible. La osadía del hombre fue su maldición. Para otros en cambio fue el principio de todo, y un obstáculo no debería haber sido suficiente para vencer a esta empresa. Ellos los más fieles a la causa, se unieron a pesar de no entenderse, y armados de un débil argumento llegaron alto como nadie imaginó jamás. El antiguo error era muy claro, para llegar bien alto primero había que bajar mucho más, la nueva búsqueda comenzó de ese modo. Se reunieron de a centenares e hicieron del castigo su herramienta y cada uno tuvo algo nuevo para enseñarle al resto. No había ya manera de pararlos, más profundo cavaban, más alto llegaban. Cada ladrillo fue un libro a sus ojos y cada escalón una respuesta. Los cimientos fueron la obsesión de los más atrevidos. Tanto cavaron. Que el horizonte se volvió una paradoja a sus ojos… La gravedad pasó a ser el problema de los más tímidos y el equilibrio el orgullo de los más ciegos. Lo que por fuera era caos, por dentro era armonía. A medida que subían el aire se ponía más denso. Tan alto subieron que la lluvia comenzó a construir a su par, y eran de piedra y eran de agua los ladrillos de Babel. Ya ni siquiera recuerdo como empezó el final, lo bueno de olvidarse es que la responsabilidad se disipa con el agua, y desde ahí uno empieza de nuevo, pero mucho más sumergido. En algún momento la intención de los de arriba se alejó significativamente de la de los de abajo y el agua se hizo dique de ese río. Tan alto habían llegado que la caída fue mucho más ruidosa de lo que cualquiera hubiese pensado… Dicen que caer fue elección de ellos… Dicen que algunos cayeron… Otros en cambio evitaron la tormenta.
Acuarela y tintas s/ tela 200690 x 30 cm.
Esbozo de los hombres del norte
grafito s/papel 25 x 35 cm.
grafito s/papel 25 x 35 cm.
